viernes, 8 de abril de 2011

Ocean's Eleven vs Realidad -> Pulsos Electromagnéticos

Más allá de las flipadas de la película, sobre algunos de los efectos, o la facilidad para conseguir estos aparatitos, os dejo un vídeo sobre los efectos que tiene una "pinza" o generador de pulsos electromagnéticos, experimento controlado claro está (no es plan de dejar todos los alrededores sin luz, y todo eso).

Para ponernos un poco en situación, estamos hablando de la tecnología de una e-bomba, también conocida como Bomba de Microondas de Alta Potencia (HPM, por sus siglas en inglés) y es la llamada "Bomba del siglo XXI"
Frente a otro tipo de dispositivos tan devastadores como la bomba atómica, la e-bomba no sesga la vida de todo lo que encuentra a su paso, y destroza construcciones, ni hace ruido, ni produce humos, ni olores, ni nada por el estilo. Su poder es mucho más sutil: podría atrasar el reloj de la Historia a la Edad Media, a un mundo completamente incomunicado.

Mediante el lanzamiento de potentes ondas electromagnéticas que viajan a la velocidad de la luz, la e-bomba impide el uso, degrada o incluso destruye los circuitos eléctricos-electrónicos de los sistemas de comunicaciones (radio, televisión, satélites o sistemas informáticos), los radares, vehículos de combate, búnkers y sistemas de misiles del adversario. Colapsa totalmente al enemigo. Se carga el C3 (Command, Control and Communications), es decir, los centros de mando, control y comunicaciones, explica a Atenea el analista de Defensa Julio Maíz.

Utilizada desde los primeros compases de un conflicto y sin preaviso, la e-bomba se adapta perfectamente a la doctrina militar norteamericana del ataque preventivo. Resulta atractiva para tratar con Gobiernos beligerantes. El sustancial daño político, militar y económico se puede infligir con un modesto compromiso de recursos y sin la políticamente perjudicial pérdida de vidas, considera el analista de Defensa australiano Carlo Kopp.

Pero los efectos de este tipo de bomba electromagnética no se circunscriben única y exclusivamente al terreno tecnológico y militar, sino que también alcanzan a la infraestructura civil, como hospitales, por ejemplo. Igualmente, las personas podrían sufrir daños por estar próximas a líneas de alta tensión, ya que éstas recibirán sobrecargas susceptibles de provocar enormes chispazos y descargas, e incluso explosiones e incendios eléctricos en las inmediaciones. Por último, cabe recordar que las microondas elevan la temperatura corporal (a entre 40 y 45 grados centígrados), por lo que producen quemaduras, y pueden llegar a ser cancerígenas.

Los efectos y el alcance de la destrucción de una e-bomba dependen fundamentalmente de la altitud de detonación. Si la e-bomba explota sobre el nivel del suelo o a baja altura (por debajo de los 4.000 metros), su radio de acción es de un puñado de kilómetros. Sin embargo, si lo hace a alturas intermedias su poder no es tan significativo, ya que el aire absorbe uniformemente los rayos gamma instantáneos producidos por la explosión y no genera perturbaciones electromagnéticas de largo alcance. Ahora bien, si una e-bomba detona más allá de los 50 kilómetros que alcanza la estratosfera, su potencia es de ciencia ficción. Un ataque de pulso electromagnético de gran altitud (HEMP, por sus siglas en inglés) sería capaz de cubrir un continente e incluso un hemisferio entero, causando un completo caos civil y militar por privación de los servicios esenciales (electricidad, agua potable, distribución alimentaria, comunicaciones, etcétera) durante un período de tiempo indefinido. Por ejemplo, una explosión de 100 kilotones a 110 kilómetros de altitud afectaría a una superficie equivalente a la mitad de Estados Unidos.

Las investigaciones sobre el pulso electromagnético o EMP se remontan a mediados del siglo XX y corresponden a los soviéticos, concretamente al célebre científico y posterior Premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov. No obstante, su auténtico potencial no se descubrió hasta 1962, de forma accidental, a raíz de una prueba atómica denominada Starfish Prime en el atolón de Johnston (océano Pacífico). Aquella bomba termonuclear, que fue detonada a 400 kilómetros de altitud y liberó una energía de 1,4 megatones, generó un pulso electromagnético que inhabilitó tres satélites de órbita ecuatorial durante varias horas y dejó sin luz a cientos de hogares hawaianos situados a unos 1.400 kilómetros de distancia.

Si queréis saber más -> enlace

Ahora, el vídeo prometido con una pequeña explicación:



Veamos como fríe la electrónica XD

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